Ichikawa

Sara Soriano

Parece ayer cuando os recogí en el patio de San José para ir al aguinaldo en Goys, ese día empezó la que ha sido una de las etapas más significativas de mi vida. No me di cuenta hasta llegar a casa que había conocido al equipo perfecto para mí, por eso cuando llegó el momento de la decisión no lo dudé ni un momento.

Empezasteis siendo el grupo de niñas que saludaba todos los días al salir de clase y no solo os habéis convertido en un gran equipo, también en parte de mi familia. Que lejos queda el primer marzo que compartimos juntas, unas fallas en las que las monitoras íbamos más perdidas que vosotras.

Y luego llegó el campamento, el cual fue definitivamente uno de los más fríos que recuerdo. Pero ni un primer día lluvioso pudo mermar vuestra energía, sobre todo en los tiempos de equipo, siete días que dieron para mucho y que a la hora de la verdad se quedaron cortos. Desde el primer momento supimos las dos que era una suerte poder compartir todo ese tiempo con vosotras. Cada una nos ha aportado más de lo que os podéis imaginar, y habéis dejado una huella en ambas que nunca se borrará.

Todo ha ido tan rápido que no me creo que ya hayan pasado los 5 años. Sabiendo lo efímero que es el tiempo cuando haces algo que te gusta, tanto Paula como yo intentamos daros el máximo, porque no os merecíais menos. Pero ha sido un periodo en el que hemos vivido de todo. No solo nos une el colegio, el equipo, los juniors, también lo hacen las risas, las ganas de vivir, de aprovechar todas las oportunidades que se nos plantean. Cuando entiendes que lo que pasa no vuelve, empiezas a centrarte en disfrutar todo lo que viene y sobretodo hacerlo junto a los que tienes al lado. Es en ese momento cuando dejas de mirar lo que quieres tu para fijarte en lo que queréis todos, para fijar un objetivo común. Aunque a veces ni siquiera uno mismo sabe cuál es su objetivo, puedo deciros que nosotras hemos logrado el nuestro. Somos el equipo Ichikawa, lo que se traduce en que somos un equipo de 17 personas, 17 amigas, 17 pares de pies izquierdos, 17 juniors, y los más importante, 17 miembros de una misma familia, y hemos llegado aquí poco a poco, con cada reunión, cada actividad de fallas, cada campamento, cada compromiso, cada videollamada…

Una hora y media a la semana puede dar para mucho, pero aun así siempre se queda corta. Con vosotras los sábados por la tarde no solo era asistir a una reunión, era reír, disfrutar, ponerse al día y sobre todo crecer como persona. Porque habéis crecido tanto y tan rápido que aun me cuesta creer que ya estamos en Mascletà y esto está llegando a su fin.

Es difícil intentar condensar todo lo que habéis dado como equipo, ya sea participando en una dinámica o preparando todas juntas las actividades. Somos muy diferentes unas de otras, pero no por eso estamos menos unidas. Cuando tienes la suerte de encontrar a un grupo de personas capaces de dártelo todo sin ningún reparo, incluso en las cosas más insignificantes, y en las que puedes confiar para lo que sea solo puedes intentar estar a la altura de las circunstancias. Sin duda, habéis puesto el listón muy alto en todos los aspectos y solo puedo daros las gracias por ello.

Por mi parte, tuve la suerte de crecer en el patio de San José, acompañando a mi tía y a mi abuela, las cuales han estado ahí, en cada paso que he dado, siendo siempre un ejemplo a seguir. Y después de pasar gran parte de mi infancia en ese patio y vivir mis cinco años junior junto a mis amigas y mis monitoras, he podido conocer la otra cara de la moneda junto a un equipo tan increíble y particular que repetiría estos cinco años con él una y mil veces sin pensármelo.

Espero que hayáis aprendido de mí al menos una décima parte de lo que yo he aprendido de vosotras. Por eso solo me queda daros las gracias por permitirme acompañaros en este camino y, sobretodo, gracias por ponerlo tan fácil, porque me habéis hecho disfrutar cada minuto a vuestro lado, y eso no tiene precio.

Por todo esto os pido que nunca dejéis de reír, de jugar, de leer, de ser vosotras mismas y lo más importante, de ser un equipo.